martes, 12 de octubre de 2010

¿Somos Evolución o creación?

Introducción

¿Creó Dios la vida o surgió a partir de una reacción química hace millones de años? ¿Es posible compaginar el relato del Génesis con los descubrimientos realizados por la astronomía en siglo XX? ¿Cuáles son las implicaciones teológicas de las recientes teorías cosmológicas? ¿Cómo enlazarla con nuestras preocupaciones teológicas? En el transcurso de este artículo responderemos a estas preguntas, comenzaremos definiendo algunas palabras como: cosmología, astronomía, y creación, estos conceptos aparecerán más de una vez en nuestro trabajo. De hecho la creación, cosmología y astronomía serán palabras claves a lo largo de nuestro discurso. Lo que intento desarrollar en este esfuerzo filosófico y científico es relacionar las diferentes teorías acerca de la formación del cosmo y su incidencia en la teología cristiana. Comenzaremos por el significado de la palabra: Cosmología, Astronomía y creación.

Dietrich Bonhoeffer: el hombre y su misión

Todd Kappelman

Dietrich Bonhoeffer: el hombre y su misión

Desde su muerte en 1945, y especialmente en los últimos diez años, los escritos de Bonhoeffer han estado despertando un interés notable entre los cristianos de todas las edades. Así que vamos a examinar los méritos de leer las obras de Dietrich Bonhoeffer. Lo haremos analizando al hombre y su lugar específico en el canon de escritores cristianos, su trasfondo y contexto histórico y, finalmente, tres de sus obras más importantes e influyentes.

La importancia de Bonhoeffer comienza con su oposición al partido nazi y la influencia del partido en la iglesia alemana durante el surgimiento de Hitler. Este interés lo llevó a áreas de cuestiones ecuménicas cristianas que posteriormente serían importantes como fundamento de los movimientos ecuménicos contemporáneos. Muchas facciones denominacionales y diversos grupos lo reclaman como su vocero, pero es su vida notable y su autoría de difíciles obras devocionales y académicas que le han ganado un lugar en la historia de la teología del siglo veinte.

Bonhoeffer nació el 4 de febrero de 1906 en Breslau, Alemania (hoy parte de Polonia), y tenía una hermana melliza llamada Sabine. En 1933, antes que Hitler llegar al poder, Bonhoeffer, un ministro de la iglesia luterana, ya estaba atacando a los nazis en transmisiones radiales. Dos años después, era líder de un seminario subterráneo con más de veinte jóvenes seminaristas. Ese seminario es visto a menudo como una especie de monasterio protestante, y es responsable de muchas de sus consideraciones acerca de la vida cristiana en lo que se refiere a la comunidad. Más tarde el seminario fue cerrado por la Policía Secreta. En 1939, gracias a arreglos hechos por Reinhold Niebuhr, huyó a Estados Unidos, pero volvió a Alemania luego de una breve estadía. Él creía que era necesario sufrir con su pueblo si quería ser un ministro efectivo luego de la guerra. Los últimos dos años de su vida las pasó en una cárcel de Berlín. En 1945 fue ejecutado por su complicidad en un complot contra la vida de Hitler.

KARL BARTH: 'EL TEÓLOGO DE LA PALABRA ENCARNADA: CRISTO

Autografía: Karl Barth, es considerado uno de los más influyentes teólogos del siglo XX. Nació en Basilea, 1886 1968), su padre Fritz Barth, fue profesor de Nuevo Testamento e historia de la iglesia primitiva. Autor de una obra conocida y útil acerca de los problemas principales relativo a la vida de Jesús. Estudió en las universidades de Berna, Berlín y Tubinga. Una vez graduado, sirvió como pastor durante doce años en un pequeño poblado agrícola-industrial en Suiza.[1] No es por accidente su teología se halla íntimamente unida a la predicación. Su teología surgió de un sentimiento profundo de los misterios y perplejidades que supone la tarea del predicador. Intervino en los conflictos entre patronos y obreros y organizó la acción sindical.

Profundamente afectado por el desastre que había significado en Europa la Primera Guerra Mundial, y desilusionado por el derrumbe de la ética del idealismo religioso, empezó a cuestionar la teología de sus maestros alemanes y sus raíces en el racionalismo y el historicismo.[2] Esto lo llevó a unirse al Partido Social Demócrata, lo que provoco que los obreros de Safenwil le llamaran “el compañero o camarada pastor.” Y sus enemigos lo tildaran de “el pastor rojo”.[3] En febrero 14 de 1915, ofreció una conferencia bajo el titulo de Guerra, socialismo y cristianismo cuya tesis se resumía en que “un verdadero cristiano debe hacerse socialista, si realmente está por la renovación del cristianismo; y un verdadero socialista debería hacerse cristiano si seriamente apoya una renovación del socialismo.” Como vemos, Barth mantuvo una relación muy estrecha entre su teología y su ética con contenido social y político.[4]
En 1919 se publica en Berna, su obra principal, Carta a los Romanos, y en 1922 reaparece una versión totalmente reformada que señalaba ya su orientación teológica futura. En el año 1921, Barth es invitado a llenar la cátedra de

jueves, 16 de septiembre de 2010

¿Dios habita en el cerebro?

El Dios de Abraham era justo, inapelable, incorruptible, trascendente, omnisciente, omnipotente, omnipresente y omnibenevolente. El cristianismo antiguo se centró en la pericoresis o fusión de tres personas en una sola entidad divina. Para la vía negativa de Maimónides sólo nos es dado discutir sobre lo que Dios no es. El Todo de los herméticos es más complicado que la suma de cuanto existe, y el Buda puso el énfasis en la liberación del sufrimiento en la tierra. Vista así, la religión tiene poco de universal.

Pero los experimentos han hecho aflorar una capa subyacente más simple. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que Dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que Dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que Dios atiende los cinco problemas uno por uno: su subconsciente ha humanizado al omnipotente Dios de la doctrina.

La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas.

La característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de “conceptos sobrenaturales” -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes. Dios comparte esas limitaciones dentro de la cabeza de los creyentes.

INFALIBILIDAD PAPAL


Además de las muchas contradicciones con las cuales el sistema romano estaba plagado, los papas, como el antiguo dios Janos, empezaron a declararse infalibles. Pero como veremos es una idea completamente absurda. Aun así, la mayoría de los papas han declarado ser infalibles, al menos en su doctrina, aunque no en integridad moral. Esta clase de razonamiento presentaba varios problemas. El pueblo, naturalmente, preguntaba: ¿Cómo pueden ser los papas infalibles al dictar la doctrina y tan inmorales en la práctica? A pesar de lo contradictorio de esta situación, la infalibilidad papal fue declarada dogma en 1870.

El autor de la doctrina de la infalibilidad papal fue Pio IX (1846-78). Pero él, ciertamente, no era un ejemplo que acreditara su pretensión–al menos no en su práctica–pues éste tenía varias mozas (tres de ellas monjas) de las cuales tuvo hijos. Tampoco su antecesor, el papa Gregorio XVI (1831-46), fue mejor pues es conocido como una de los más grandes borrachos de Italia y también tenía numerosas mujeres; una de ellas, la esposa de su barbero. Conociendo la historia de los papas, varios obispos católicos se opusieron a declarar la doctrina de la infalibilidad papal como dogma en el Concilio de 1870. En sus discursos un gran numero de ellos mencionó la aparente contradicción entre semejante doctrina y la conocida inmoralidad de algunos papas. Uno de estos discursos fue pronunciado por el obispo José Strossmayer. En su argumento contra el edicto de la “infalibilidad” como dogma, mencionó cómo algunos papas se habían puesto en contra de otros papas, cómo se contradijeron unos a otros e hizo una mención especial de cómo el papa Esteban llevó al papa Formoso a juicio. La famosa historia de un papa llevado a juicio ante otro papa es algo horrendo ¡puesto que el papa Formoso había muerto hacía ocho meses! Sin embargo, su cadáver fue desenterrado de su tumba y llevado a juicio por el papa Esteban. El cadáver, putrefacto, fue desenterrado y situado en un trono. Allí, ante un grupo de obispos y cardenales lo ataviaron con ricas vestimentas del papado, se puso una corona sobre su calavera y el cetro de su Santo Oficio colocado en los cadavéricos dedos de su mano. Mientras se celebró el juicio, el hedor del muerto llenaba la sala.